En Bodegas Mas de Rander disponemos de una cubierta ecológica tipo sedum, mediante la cual ahorramos agua, reducimos ruido, y bajamos el coste de la climatización tanto en invierno como en verano manteniendo una temperatura constante de forma natural.
Esta compuesta por una clase de vegetación denominada plantas tapizantes tipo sedum. El género sedum comprende más de tres centenares de especies todas ellas perennes, que cubren superficies con casi nulo consumo de agua. Son autosuficientes regenerándose y cubriendo espacios que quedan libres.
Son plantas muy resistentes, con una hoja o raíz gruesa apropiada para guardar todo el agua posible en épocas de lluvia y administrarla durante los veranos calurosos y secos. Y en el peor de los casos, si vivimos en un clima extremo con solo un sistema ligero de riego por goteo tendremos a nuestras queridas plantas muy contentas. Cambian de colores y tonos a lo largo de las distintas estaciones del año, pasando de un amarillo y blanco de la primavera y verano, a los distintos verdes y rojos en otoño e invierno. Cambios mucho más notables de los que pueda presentar una cubierta ajardinada que, ojo nos gustan, pero son siempre verdes. Un poco aburridas ¿no?
Aislamiento térmico y acústico.
En pleno verano, la superficie de una cubierta puede alcanzar los 85ºC. ¡Nos quemamos! literalmente si tocamos con la palma de nuestra mano la superficie de la solería. Si en lugar de este ladrillo, losa o aplacado instalamos una cubierta vegetal, la temperatura de la superficie baja, sin problemas, hasta los 45º C. Ojo, que se dice pronto, pero son 40º C de diferencia y la transferencia de calor obviamente no va a ser la misma con 85º C en la superficie que con 40º C menos.
No debemos perder de vista la ganancia en confort y ahorro que vamos a generar. Si cambiamos una cubierta convencional por otra ecológica, además de original, vamos a tener una estética potente al mismo tiempo que ahorramos el consumo de energía en mantener constante la temperatura de nuestras instalaciones, permitiéndonos mantener de forma natural la temperatura adecuada para la perfecta conservación de nuestros vinos.
¿Y del ruido?… Podemos decir que estamos colocando una barrera contra el ruido. De las altas frecuencias se ocupan las plantas, y de las bajas el terreno. Hacen el tándem perfecto para lograr una reducción de ruido considerable.