En estos momentos, estamos etiquetando un nuevo lote de nuestro vino tinto crianza Temps 2016, aprovechando que, afortunadamente, tenemos un tiempo lluvioso y no podemos realizar tareas en el campo.
Uno de los momentos más importantes en la elaboración del Temps 2016 es la crianza. Un periodo en el que se debe poder mostrar toda la complejidad de que es capaz este vino.
De todos, o al menos de la mayoría, es sabido que la crianza se realiza en una barrica. Pero, la barrica no es el único responsable de la evolución del Temps, ya que también interviene la crianza en botella. Aquí, en este recipiente se acaba de redondear, además de preservarlo, mantenerlo y almacenarlo correctamente para su posterior consumo.
Así, pues, la crianza en botella, es una de las fases de la crianza que debemos conocer para poder apreciar un vino en toda su plenitud.
CRIANZA OCHO MESES EN BARRICA DE ROBLE
La crianza en barrica y en botella son totalmente diferentes, ya que los procesos químicos que ahí se producen, también lo son.
Por una parte, la crianza en barrica de roble francés y húngaro, es un envejecimiento entre madera, proceso en el cual se ganan aromas y sabores propios de de esta, a través de la modificación estructural de taninos y aldehídos. Así, se adoptan ciertos perfumes o gustos particulares a través de la oxigenación producida por los poros de la madera.
Para que este proceso pueda realizarse convenientemente, en Mas de Rander tenemos la sala de barricas completamente soterrada. De esta forma, de manera totalmente natural conseguimos que las las barricas estén en un entorno con unas condiciones optimas de temperatura y humedad. Así, la variación térmica no es superior a 5 grados entre invierno y verano, y mantenemos una humedad relativa del aire del 75%.
CRIANZA SIETE MESES EN BOTELLA
La crianza en botella tiene la diferencia fundamental con respecto a la barrica que se realiza en la ausencia (casi) total de oxígeno. Se trata de un recipiente estanco, en el que sólo puede entrar oxígeno a través de la porosidad del corcho. De ahí la importancia de utilizar corcho de una gran calidad, sobre todo en vinos destinados al envejecimiento y crianza.
Al entrar cantidades ínfimas de oxígeno través de los poros del corcho, los elementos presentes en el vino reaccionan entre ellos, logrando una evolución y redondeo final del vino.
En la botella, el vino pierde un poco los aromas frutales, y desarrolla perfumes más sutiles, que marcan su madurez. Por otra parte, se frena la evolución biológica del vino, alargando su vida, debido a la escasa existencia de oxigeno.
Desde nuestro punto de vista, actualmente, para la elaboración de un buen vino de crianza, se requiere un periodo de crianza en barrica, y un gran periodo de crianza en botella, ya que es aquí donde el vino alcanza su plena consistencia y madurez.